El cerebro es algo maravilloso, tiene una memoria selectiva muy estratégica. Si te sientes bien, funciona de cierta manera, al igual de que si te sientes mal, prepara el ambiente para la otra manera.
En la soledad, te recuerda cosas en las que no estabas pensando pero, crea una cadena de recuerdos que te llevan hasta ahí. No te das cuenta pero, ya estás recreando la escena. Cómo estuvo el día, qué estabas haciendo y con quién estabas, de qué hablaban y algunas frases que luego se citan cuando el tema sale a luz con otras personas.
Es muy curioso como con el tiempo logramos olvidar lo que nos dijeron y justo en un momento de introspección recordamos todo, incluso si no es completo. Conforme pasa el día se vuelve claro por pedazos. Algunas lagunas mentales se esclarecen mientras otras iluminadas se ocultan.
El falso recuerdo y el debate de si sí o no. En perspectiva, cada quien recuerda lo que logra recordar muy a veces, a conveniencia. Posiblemente porque crea vulnerabilidad, descubre mentiras o revive vergüenzas.
Yo suelo tener buena memoria para lo que decido observar, si me preguntan por cosas en las que estuve presente pero no recuerdo, es porque no estaba interesada. Hipertimesia es como le llaman, aunque sufre de cierta inexactitud cuando la memoria es interpersonal (repito, el interés es muy personal).
Es como llevar las heridas del pasado siempre abiertas, no es que duela como en ese momento, sin embargo, se reconoce el dolor de ese momento. Estás triste por sentirte triste en ese momento porque alguien infligió dolor o tu misma te causaste el daño.
Estás alegre porque ese día fue maravilloso y en cada repetición del mismo recuerdo, este se refuerza y se vuelve más valioso.
A veces no quisiera recordar tanto, aquí no hay caminos bilaterales. Al final, la única que lo recuerda soy yo y me toca revivirlo a solas.