martes, mayo 29, 2018

Saber y realmente saber

He estado perdiendo en este juego y es contínuo.
Ni siquiera sé qué tipo de personaje estoy haciendo.
Parece que en mil intentos no hago uno.
A veces me pierdo, a veces no tengo idea.
Para estar segura, le pregunté a mi madre,
¿Qué es amar y ser amado con seguridad?
¿Dónde está la certeza? ¿En la persona?
¿Dónde se siente, qué? ¿El dolor o la alegría?
¿sólo en las memorias que el cerebro arregla?
¿En los "hubiera" que me guardé? ¿Dónde?
Mi madre siempre me respondió que era,
según su experiencia, en el primero.
Yo sé que el primero fue mi padre, en juventud.
Y eso no significó que fuera lo mejor, al contrario,
la veo ahora con su esposo, al que estimo mucho,
se ve diferente. Creo que lo admira y lo ama.
Desde el punto en el que logras admirar a alguien,
supongo que eres realista pero, tiendes a sentir algo.
Y las únicas cosas que he logrado definir es todo eso
que no quiero en una persona.
Mi madre logra definir muchas cosas en su esposo.
Define lo bueno, lo malo, lo gracioso y lo triste.
Ella lo conoce, él la conoce. Comparten.
Comparten más que una casa, una cama, una vida.
Pregunto, en lo más profundo de mi ser:
¿Encontraré a esa persona, que, en lo oscuro,
en lo impreciso e impredecible, decida quedarse?
Conocerme y conocerse, conocerlo y conocerme.
Decide quedarse y yo quiera quedarme.
En lo bello, todos quieren estar, siempre.
En el lado oscuro de la luna, nadie admira la noche,
donde todo se aclara como simplemente es.


viernes, mayo 25, 2018

Azar y Silencio

Y ahí me encontré, entre el silencio y el azar. Sus nervios y el ataque de risa que me tuve que aguantar en los momentos en que se quedó callado. Preferí reiniciar la conversación con temas azarosos, preguntas sin sentido (supuse), sin dejar morir el tiempo. Le dejé hablar pensando que si lo distraía de sí mismo, volvería a ser quien era. Posiblemente, porque yo necesitaba lo mismo. Lo vi tomar agua tantas veces, que me recordó que yo también hago lo mismo; en cambio, tenía una botella de refresco que, como siempre, nunca logro terminar. Desearía que en ese momento fuera una botella de agua. Tomo un sorbo y lo escucho hablar, eso me da una idea de cómo hacer que continúe su historia mientras ve el panorama que tiene enfrente. Casi no me ve a los ojos. Seguramente, me voltea a ver cuando yo no lo hago. Porque así es este juego, no sé si lo nota...
Yo pienso que sí. 
Le doy el mérito de hablar primero. De haberse sentado. Simples cosas que importan más. 
Me siento tranquila, no hice mi "cagadal". No entré en pánico o reaccionaron mis alergias. 
Si pudiera definirnos, no sabría en qué momento nos volvimos Azar o Silencio, pero, de que los hubo, lo sé. Tampoco recuerdo cuando cambiamos de papel. En algún punto me quedé callada y lo seguí escuchando, de repente, yo era la interrogada y volvía a cambiar los reflectores hacia él. Con otra pregunta al azar.

martes, mayo 22, 2018

¿Y ahora qué?

Perfectamente podría mandar todo al diablo porque se vuelve mi debilidad.
¿Seguirá siendo mi debilidad? O ¿es de acuerdo a mis recuerdos que lo pienso de esa manera? Le veo feliz y no puedo sentirme mal por eso o feliz porque lo es. No he meditado mucho sobre ello y el pendiente macabro de hacerlo me persigue. Esta noche será adornada de insomnio, de recuerdos mal recordados y de una imaginación estúpida de lo que pudo haber sido, que ahora no es pero, si hubiera sido, cómo sería en adelante. Embargan los pensamientos lastimeros y mi única compinche en esto ya eligió contrincante, mientras yo apuesto todo por alguien que no me dispara ni las buenas noches. ¿A esto me resumo? ¿A desempolvar el pasado? ¿A recurrir como remedio contra mi platónico presente? Siempre me he burlado de eso y por orgullo, estoy segura de que no me permitiría regresar a ese capítulo interminable de mi vida. Porque cada vez que pretendo ponerle punto y final, renace el personaje principal, que una vez fue secundario y decide marcar la pauta con un punto y seguido. ¿Qué se yo del destino? A veces parece que le conozco y a veces, como que no. Le odio y le dejo en indiferencia pero nunca nos mantenemos en paz. Nunca terminamos de despedirnos. Nunca nos terminamos odiando ni siquiera un poco, ni un reclamo y tampoco una lágrima. ¿Qué se supone que tendría que hacer? Si aunque me fuera lejos, en algún lugar del universo, sabría que me podría encontrar y me pongo tantos pretextos de dejarlo en paz de manera silenciosa, como si tratara de convencer a un moribundo diciéndole, que al cerrar los ojos sólo dormirá. Como si fuera eutanasia. ¿Por qué no es la mía? ¿Acaso no se trata de muerte por decisión, convicción? De veras que me jode la esperanza, de volverle a ver y el simple hecho de saber que puede volver, hace que todo lo demás se esfume. ¿Cuándo dejaremos de jugar? ¿ y ahora qué hago con todo eso que no quiero ser porque quiero ser aunque no sea de la misma manera? Incluso me pregunto si realmente no quiero ser. 

viernes, mayo 18, 2018

Casi 30.

Empecé con una crisis, rompí con un juramento estúpido porque ya sabía que no lo cumpliría. No porque realmente no quisiera, es que vi a mi mamá y a mis tías sufrir por el paso de los años y como en cada cumpleaños de sus hijas lamentaban el hecho de no tener nuestras edades. No lamento no tener 22 pero no me alegra llegar a los 30. Suena como una pesadilla tonta donde los años solo van pasando y es que siempre me alegro cuando es mi cumpleaños aunque no haga nada especial. ¿Me alegraré cuando cumpla 30? ¿Cuando sean 31 o más? El simple hecho de pensarlo, es como tener hambre pero al ver la comida, sentir náuseas. 
No me siento lo suficientemente capacitada para llegar a esos extremos. Sí, extremos. Los años se me pasan más rápidos y siento que me la paso más tiempo papando moscas que haciendo algo productivo, tal vez algo que me deje dinero. Digamos que la producción de dinero no es mi fuerte y no es que no pueda, porque ya he trabajado para ganarlo y hacerlo ganar. Siempre encuentro las oportunidades si a eso tengo que enfrentarme. En realidad, no sé en qué momento dije que negocios internacionales sería la mejor opción para mi vida. Por alguna razón, terminé accidentada ahí, en ese hoyo de mentes maestras creadoras de negocios y potenciales productoras de dinero para beneficio propio y del país. Es solo que esa parte de los negocios no es lo mío, ni las aduanas, ni la logística ni las leyes con cláusulas y apartados... Entonces, ¿qué demonios hago ahí? Pues, voy por el lado de los derechos humanos y organizaciones internacionales. A mis 29, no hay de otra, no busco vender nada. Creo que he aprendido a analizar las cosas de manera general como por pedacitos sólo que, me hastía la gente, la mayoría de los alumnos que se enfocan demasiado en algo (si el gato tiene 4 patas no le busquen una quinta), se limitan a un solo punto, cuando puedes presenciar todo lo que te demuestran en clase a la vida cotidiana y sin ser ventas, logística, millones, transnacionales y volúmenes enormes de mercancías... Tienen todo un pinche mundo de cosas que alumbra el bendito panorama. 
Creo que a estas alturas me chocan los discursos técnicos repetitivos, los pretenciosos, los proactivos y los "we don't give a shit!" que hablan con groserías para agradarles a todos. Sé breve. Hace mucho tiempo que dejé de prestar atención o perdí el sentido del asombro. 
Si, tampoco retengo tanto tiempo la información que viene repartida en 50 diapositivas llenas. Me considero muy visual y por lo tanto, escuchar una voz por más de 10 minutos o ver lo mismo durante mucho tiempo, desorienta mi atención a "¿Qué podría hacer en este tiempo que estoy perdiendo sentada aquí? Nada pero, sería libre de hacer cualquier otra cosa que estando aquí". Dios me ayude cuando tenga juntas. 
Tampoco me agrada mucho analizar en equipo, se limitan en todo y es cuando más empeño pongo a escribir con el corazón, de ahí salen todas mis ideas sobre los temas propuestos pero siempre dicen: "es que no pidió eso", destruyen mis ilusiones y por poco, se me muere mi escritor interior. Por eso, he decidido hacer mi tesis yo sola, vomitar todo eso que no dije en trabajos anteriores, explorar ese mundo de debates, un tanto de análisis y otro de enfoque... Es aquí cuando realmente debí estudiar periodismo pero, creo que he tomado el camino correcto: para opinar sobre estos temas, debo conocer las bases y aquí estoy, a un año de acabar la cimentación y con propensión a obtener más canas y menos ganas.
 Quisiera frenar los años sobre mi persona pero, tampoco sería divertido acabar con mi propia existencia como tampoco,  pelear contra el tiempo a base de botox y ropa moderna. Y es seguro que no tendría conclusiones más profundas si no envejeciera cómo lo hago. 

viernes, mayo 11, 2018

Nuevas Verdades

¡Cómo pensé en este momento! Pasé toda la noche preocupada por la respuesta de sabios. Creí mil cosas y creé otras en mi cabeza. Estaba pensando, sobre-pensando y re-pensando todas las posibles desgracias que me perseguirían. Me la pasé la noche en vela, en la espera del fantasma de la fatalidad. Cómo me vigila por las noches y altera mi subconsciente. Pienso sin siquiera intentarlo. Estaba muriendo joven por lo que imaginaba y no por lo que realmente pasaba. 
Aún cargo sobre mi espalda, aquel monstruoso encuentro con el miedo y sé que me abraza aferrándose a mi esperanza. Igual de terca que yo, decide caminar arrastrando ese peso extra y cuando la realidad me acorrala para calmar mis angustias, vestida de personas que no conozco pero, llenas de razón, golpean sin tocar el miedo hasta empujarlo hacia la oscuridad. 
Toda esta mañana entre paredes esterilizadas, andando de un piso a otro, deseando poder cerrar mis ojos y dejarme llevar por el silencio. Desearía escuchar nada por un momento, tal vez eterno. Algo relativo. Extrañamente, escucho sus voces debatiendo la verdad, usando mis manos como parte de la prueba final y es así, que traducido a mi corazón fue: "El miedo se agotó". 

Mi cuerpo es el templo que elegí para salvaguardar mis anhelos. 

miércoles, mayo 09, 2018

8 de mayo

Lo primero que hago en un día como este (8 de mayo) es, agradecer, lo hago con toda la intención del mundo, lo hago sobremanera y éste año tiene un significado más especial. Si hiciera un resumen de todo lo que me pasó para culminarlo, sería un pinche tema de 12 tomos de 1800 páginas cada uno. En fin, no se trata de eso. Con cada año las decepciones se vuelven más sentidas, las frustraciones llegan a ser constantes. La depresión parece compañera perenne y las alegrías, reducidas a momentos de azar que duran lo que me tardo en pestañear. Desde que inicié los 28, me decepcioné mucho de las personas, de la vida y sobretodo de mí. Supuse que durante esos primeros meses no había pasado una prueba fundamental: recuperarme de una ruptura amorosa que llegó a destacar todo lo malo que se podía sentir y pensé que peores cosas vendrían con eso. Sin embargo, la vida me sorprendió con una recuperación dinámica, constante y segura. Nunca pensé que después del daño hecho, podría decirle a esa persona "te perdono..." y que por propio bien terminara la oración agregando: "... pero, realmente no podemos ser amigos, simple, porque no le aportas nada a mi vida. Te conozco lo suficiente, de buena y mala manera, como para saber que no tendría ningún beneficio para ambos". Viajé otros lugares del país, casi me hice mulata. Celebré una boda,  vi a un viejo amor y a un mejor amigo. Regresé al caos de la ciudad y me di cuenta que no todos son tus amigos, que hay quienes realmente merecen lealtad y confianza infinita, que los demás te dan puñaladas por la espalda y desean verte caer, siempre. Que puedo divertirme con y sin alcohol (pero qué puntería tengo con él). Pensé que con todo eso que no tiene nada de extraordinario y parece un vacío visceral que ni merece contarse, acabaría mis días de universidad... Pero, luego viene la parte que agradezco todos los días. 
Agradezco tanto a Dios, a la vida, al universo, a todo lo que se haya alineado para que yo mereciera a la mamá que tengo, no cambiaría por nada nuestra historia. Esa mujer es la razón por la cual hago lo que hago, por la que mantengo y recupero la fortaleza todos los días. Que extraño mucho poder abrazarla y ver la bendita telenovela aunque no me guste verla, pero con ella. Mi familia entera, porque son mi mayor soporte. Porque bastan unas palabras de apoyo para remediar este fracaso en el que me convierto cuando me siento perdida. Mis amigos, vaya que me ha tocado aprender mucho de ellos. No importa la edad, mi mejor amiga por siempre estar ahí ( a la cual nunca voy a cambiar), todas esas amistades cercanas que llevan más de 10 años conmigo y que parece que el tiempo no pasa entre nosotros. Y mis pequeños amigos, hermosos poemas enfrascados en cuerpos jóvenes pero con almas más quebradizas que un cerillo encendido. Mi familia con miembros elegidos y que por, fortuna o desgracia, se apoyan en mí para encontrar camino, consuelo o compañía. Siempre espero ser la mejor guía, me ayudan, animan y me obligan a ser mejor, que me levantan y zarandean cuando ven que este pilar se está cayendo a pedazos; en cierto modo, mi conecte con el mundo y sus ligerezas. Pequeños adultos que sufren por cosas que estoy segura más adelante entenderán. 
Agradezco estar viva, tener opciones para seguirlo estando y por supuesto, mis ganas de seguir en este mundo, corrupto y perdido pero, el único en el que puedo vivir. La salud me ha puesto retos importantes pero siempre me decidí, estoy y seguiré decidida a tomar este y otros retos. Agradezco a mis pulmones aguantar tanta revuelta de un lado a otro.
Me dicen que soy una terca y también rebelde, porque nunca acepto cuando algo se torna en mi contra o no es lo que esperaba. No acepto un "no" por respuesta. Nada se acaba hasta que se acaba. En realidad, acepto un "no" cuando mi batalla es contra otro mundo (persona. Tampoco voy a forzar a alguien que haga algo que no quiere, obviamente) pero, no con las circunstancias. Y creo que eso me ha llevado a lugares que no pensé visitar y lograr metas que otros no. Agradezco eso de mi.  
Agradezco que exista la dicotomía hacia mi persona, posiblemente, lo malo lo vea como algo que realmente no merezco, en realidad, me lo gano muy fácil. Así como en lo bueno me doy la tarea de demostrarlo. Me quieren o me odian por las mismas razones y hasta este punto, finalmente, lo entiendo. 
Agradezco que mi amor chiquito, mi "güerita" de ojos desiguales y ganadora invicta de un lugar en mi cama y en mi corazón, haya caído en mis brazos. Agradezco su existencia y sus demandas de atención, te encontré sin intentar buscarte, como si el destino dijera que fueras para mi como yo para ti, mi pequeña Galatea. 
Agradezco a los pocos que me leen en este blog, gracias por regalarme su tiempo, de verdad.
Y por último, agradezco ese simple mensaje. Razón por la que estoy sonriendo ahora. Disimulado... Orgulloso, tal vez. Podría adivinar lo mucho que le costó mandar ese mensaje y cuántas veces lo pensó o creo que no... 

En fin, ¡Bienvenidos sean los 29! 

lunes, mayo 07, 2018

Cruces pesadas

Cada paso dado en tu existencia debería llevarte a un progreso continuo que te lleve a ser mejor y pareciera que cada dado, es un obstáculo obstinado que no se rinde tan fácilmente. ¿En qué punto se pone peor? Llevo preguntándome esto desde el momento en que tuve que tomar las riendas de mis problemas, problemas reales que han tenido que llevarse toda mi atención y lo único que consigo es que se vean inclusive más grandes de lo que son. Tratando de ser optimista y ver el lado bueno de las cosas. Se supone que siempre debería ser así. Llega un momento en el que digo. ¡Al diablo! No puedo hacer esto una vez más. Pero, ¿Qué se supone que haga cuando lo deje? Esto es parte de mi y debo lidiar con ello porque no me puede empujar hacia atrás. He avanzado tanto y he hecho mucho por encontrar un lugar en este maldito mundo. He tenido que callar bocas, algo que es malditamente satisfactorio pero no es mi punto clave o importante, es una añadidura del por qué realmente hago lo que hago. Quisiera verme a través de los ojos de los demás y saber por qué algunos dicen que soy una líder, una inspiración, persona a la cual admiran o en caso de mi madre, quien está orgullosa de verme librar todas mis batallas. Pero, ¿me siento orgullosa de mí misma? Realmente, no. Me veo a mí misma como este pedazo de mierda que no sabe qué decisiones tomar, que llora cuando no encuentra la solución correcta o que maldice cuando las cosas no salen como quiere. La que pone buena cara cuando los demás la ven porque tiene una reputación de fuerte que no sabe cómo carajo forjó. Soy un ser humano común que cada día se siente más débil, que cuando no se queja, imagina en silencio todos los escenarios posibles de no ser yo. Incluso haciéndolo, termino siendo yo. No habría más de otra persona en mi cabeza, sin mi. Estoy jodida como todos los demás, nunca estoy conforme y me pregunto tantas veces cómo es que soy elegida para ser pañuelo de lágrimas, pilar, fortaleza ajena y la hija que mi madre nunca imaginó tener. Por una vez en mi vida, quisiera estar del otro lado de mí y ser esa otra persona que no se conecta conmigo, la que puede decir pendejadas todo el día o esa que mantiene la mente en blanco total mientras cruza los brazos esperando que alguien más se mueva por ella. Una sola vez.