"No, no me volverás a romper, no otra vez"- Se le quebraba la voz mientras decía esto con impotencia. Él le acababa de decir que lo esperara 2 años para estar con ella. - "Te esperé 6 años y no lo haré más. Tu hiciste tu vida mientras yo me aguantaba todo, celebré contigo mientras me hacías a un lado y eso, jamás volverá a pasar". Dio media vuelta y salió a paso apresurado por el pasillo, mientras el bibliotecario la veía pasar perturbada. Recuerda que intercambiaron miradas pero en ese momento, no podía pensar en más.
Cruzó media escuela hasta llegar al estacionamiento. Se sentó en la banqueta mientras lloraba por esa "yo" del pasado que dejó medio corazón deshecho por esperar promesas vacías. Cuántas veces se dijo así misma que no volvería a caer. Y pasaron 3 años más para lograr que todo eso que alguna vez sintió, no le causara tanto mal. Se dejó llevar por esos pensamientos que la transportaron hacia el lugar aquel, donde se besaron tantas veces, siendo tan joven. No volverá a tener 19 años otra vez, no creería esta vez.
Frente a ella apareció una mano sosteniendo un vaso desechable con café y escuchó decir: ¿Café? - Cuando levantó la vista hacia su izquierda, estaba en cuclillas, el bibliotecario que no apartó el café de ella. Lo vio sorprendida hasta recuperó la cordura, tomó el café y lo agradeció. Nunca apartó la vista de él. Él dijo: "se va a enfriar". Ella reaccionó y tomó un sorbo. "¿Qué haces aquí?". Preguntó.
Él dijo: "compartiendo café con alguien que llora amargamente". Ella quedó en silencio un momento. "Tal vez quieras hablar". Él no había apartado la vista de ella y esperaba pacientemente que le dijera lo que fuera. "Es solo... un amigo. De esos que al final de cuentas, no lo son porque fueron algo más". Él no habló. "Esperé 6 años de mi vida por alguien que no podía, o mejor dicho, no quería ofrecerme nada. Y siempre me quedé ahí, porque sabía que algo pasaba entre nosotros. Fui muy estúpida. Tardé mucho tiempo en reconocer que, ya había decidido darle a otra lo que yo siempre esperé... Y tardé 3 años más para dejar en paz todo eso". Él se acomodó en su lugar y dijo: "¿Por qué te perturba ahora?". Ella lo vio a los ojos y le contestó: "Porque no puede venir ahora a pedirme más tiempo. Ahora que está casado y tiene hijos. Ahora que ya pasaron 9 años y que por una vez en mi vida me siento libre, le di demasiado tiempo y esperé a que me dijera algo para permanecer con él". Él no supo que decirle. "¿Cómo voy a pasar por alto todo lo que viví y dejé de vivir?", ella replicó.
Él le dio un último sorbo a su café y dijo: "Algunos somos orgullosos, además, tu eres de las que parecen una roca. Independientes, les llaman. Mujeres que no se dejan dominar y cualquier halago parece vulgar, nunca se quiebran". Ella replicó: "¿Y está mal? Que una sea independiente no significa que deje de ser humana. Me puedo desvanecer también. Cuando realmente se quiere, el orgullo queda en segundo plano".
Él dijo: "Entonces, sal conmigo en una cita".
Ella rió y preguntó: "¿en serio saldrías en una cita con alguien que se la ha pasado llorando por otro?
Él respondió muy tranquilamente: "Si no lo digo, sería como él. Además, solo te lo preguntaré esta vez porque tengo mi orgullo".
Ella se quedó pensando y dijo: "Si digo que no..."
Él la interrumpió: "no volverás a saber de mi, jamás"
Ella lo vio a los ojos y le respondió: "¿Cuándo, dónde y a qué hora?"
Él sonrió y dijo: "El orgullo mata la indecisión"
Ella sonrió al escuchar eso y dijo: "No, es la curiosidad de saber si eres tan orgulloso como dices... Ponerme entre la espada y la pared no siempre te va a funcionar".
Él dijo: "Eso no es verdad,"
Ella finalizó: "Tampoco nosotros". La imagen del bibliotecario se desvaneció a su lado.
Ella estaba sentada llorando amargamente en la banqueta, imaginando escenarios felices mientras susurraba "Tampoco nosotros seremos".