Soy esa mujer que aún piensa en el amor como un un regalo que dura para siempre.
Muchas personas me vieron caer hecha pedazos y pensaron que no volvería a levantarme.
Me veía mucho mejor besando el suelo y de repente, decidí levantarme.
Tomé el riesgo de levantarme una y otra vez. Empujaban cada vez con más fuerza.
Seguía besando el suelo pero, con una intención en mente... Cada vez que empujaran,
yo seguiría tocando fondo, una y otra vez.
Cuando estaba derrotada y sin razones para continuar, sabiendo que no podía morir...
Sabiendo que ya no quedaba más de mi que les interesara, respiré profundo.
Me levanté poco a poco, aprendí a caminar y a curar mis heridas, yo sola.
Curé todas mis heridas y volví más fuerte. Cada vez que me veían sonreír, lastimaba.
Cada vez que sostenía la mirada, agachaban la cabeza aún más bajo.
Cuando caminaba con la frente en alto, podía ver su disgusto volverse desgracia.
Cuando decidí dejar el peso del pasado atrás, empezaron a preguntarse "cómo".
Desde que todos ellos me dejaron sollozando con dolor en el suelo, celebraron...
Ahora que camino con la paz de no odiarles más, sienten miseria y culpa.
¿Cómo es que en tan poco tiempo, logró deshacerse de las memorias que marcamos?
Esas que tan arduamente hicimos con nuestro teatro y esos juegos en los que perdía.
Nadie sabe qué tipo de monstruo puede despertar, cuando se ensaña en salar la herida.
De una manera u otra, todo lo que se fue... Tiende a volver, mil veces peor.