viernes, febrero 08, 2019

¿Quién?

Me he liberado pero, parece que me hubiese acostumbrado a estar encadenada a muchos sentimientos austeros. Me carcomían, me pesaban y me detenían. Vi muchos rostros y de repente, esos no significaban nada. 
Sólo uno de esos me da paz, como si el mundo se detuviera un momento, aunque ahora no tengo claro si es eso lo que realmente necesito. Verán, tengo una mezcla de adormecimiento del corazón, como que no siente nada y luego, la nada se vuelve todo un mundo de dudas. 
He visto muchos rostros y he intercambiado palabras pero, no sé si sus palabras pesen o son livianas como la paja. Me siento confundida, aunque sé que no es confusión. No, no, no. No es enamoramiento, no es amor, no es tristeza ni depresión. 
No puedo explicarlo. Y no es que me sienta perdida, tal vez, mis pensamientos están brotando a borbotones, hacen mucho ruido por dentro y cuando pretendo buscarlos sólo encuentro silencio. 
Es este, es aquel, es el otro o el que le sigue. ¿Quién sigue? Cada vez que quiero encerrarme en mi propio silencio para saber qué pasa por dentro, no encuentro nada. ¿Me lanzo al abismo por azar? Al final, tendré que tocar fondo, pero ¿qué fondo? No es sólo caer. Si me lanzo a la ley de la idiotez, no tendré remedio que volverme a remendar las ideas. 
Pensar con la cabeza, estoy siendo realista. Estoy viendo qué voy a ganar y qué voy a perder. Pensar con el corazón, la cuerda imaginaria me arrastraría hacia lo que anhelo con un escenario embellecido. ¿Quién está jalándome más fuerte? Cabeza o corazón, hagamos un acuerdo. Hagamos que todo desaparezca, dejar que florezcan, déjalos ser. Déjenme vivir, no sé a dónde me lleva la corriente y no es que no me importe, es que puedo ver si es a donde quiero ir.  


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