En la vida se presentan muchos casos de obstáculos que parecieran llegar en cadena, un paso más y es uno más alto y consecutivamente. También es muy fácil llegar al punto de derrota, ese que silenciosamente nos va apagando conforme pasa el tiempo, las resoluciones no se ven "redituables" y la esperanza muere. Y de esto se trata, de caer y volver a levantarse, de no poder una vez e intentarlo de nuevo, de topar con pared y buscar la salida, tocar el fondo y alcanzar la superficie. Todo suena lógico, fácil y certero. Cuando le toca a una misma o a uno mismo, el panorama cambia por completo, una cae a pedazos y se queda regada en el suelo, levantarse es cuestión de pleito con la gravedad y mantener una actitud positiva parece situación de buscar una cura contra el cáncer.
Durante la depresión, no hay cura que me levante de la cama, no hay sonrisa que no lleve al llanto ni pensamiento al vacío. Debo decirlo muchas veces, hasta que me canse de hacerlo. Debo repetirme una infinidad de veces que esto es un paso más hacia otra etapa, un cambio, un nuevo destino y la perspectiva que va hacia adelante. El mundo se mueve hacia adelante y uno no puede quedarse varado en el pasado, en los problemas, en los miedos y fallas.
Parece sencillo decirlo pero, ¿nunca han visto hacia atrás para ver hasta dónde han logrado avanzar? Todo lo que costó y todo lo que soñé por llegar a mi presente. Y agradezco a esas personas que ponen su grano de arena por hacerme caer, porque son el reflejo de los demonios que cargo en el alma, esos que me impiden continuar porque no me dejan ver al frente. Esas personas que vienen con sus palabras, deseos y gestos, son el reflejo del daño que yo me hago al reflejarme así. Es tan simple, que si los dejas de ver, no habrá más daño que puedan hacerme.
A eso se resume, cuando cada noche inundada en pensamientos se forma entre las sombras la imagen de un rostro al acecho, buscando contacto visual para que pueda perderme entre sus enredaderas y mi mejor remedio ha sido un vigilante nocturno que me invoca el sueño sin doble duda. Se queda cerca, entre nuestro mundo y el de los muertos, diosa egipcia y compañera leal.